Cada vez que MINI lanza un modelo nuevo, hay miles de comentarios sobre su apariencia, sobre si es más o menos auténtico que el modelo anterior y sobre el olor de las nubes en primavera. Sea como sea, esa polémica siempre va encadenada a la pregunta “Sigue siendo un MINI?”. En esta prueba vamos a intentar arrojar un poco más de luz sobre ese tema.
La unidad que hemos probado era un MINI Cooper S, con cambio automático y levas en el volante. Ese ha sido, sin duda, el punto más importante de toda la prueba dinámica.
El MINI Cooper S F56 es un auténtico torpedo con alma de Go-Kart y una innumerable lista de novedades que harían palidecer a cualquiera de las versiones anteriores.
Ciertamente, es algo incomparable en el sentido más literal de la palabra. Para empezar, porque ni siquiera es un “restyling” o un mero cambio estético. Este MINI está hecho desde cero, partiendo de ideas completamente nuevas, con una visión completamente rompedora de lo que es un MINI. Apostaría a que no hay ni una sola pieza de recambio compatible con el modelo inmediatamente anterior.
Cuando arrancas, el sonido del motor es algo que te enamora desde el primer momento (a mi por lo menos) y el palomiteo del tubo de escape es duro, contundente, explícito. Pelos de punta nada más meter la llave.
Perdón ¿he dicho “meter la llave”? Quería decir “nada más arrancar”. El nuevo MINI no tiene un “agujero” donde insertar la llave y puedes conducir con ella en el bolsillo. Primera sorpresa.
A lo que íbamos. El motor declara 192 CV, que galopan mucho más libres gracias al motor 2.0. La sensación que produce presionar el pedal del acelerador es extraordinaria. Una bala de cañón en recta y una moto en curvas. Si somos capaces de usar los 3 modos de conducción disponibles, sin llevar lo siempre en modo SPORT, tenemos entre nuestras manos a uno de los MINI más versátiles y divertidos que se hayan fabricado jamás.
El motor se muestra enérgico y sobrado gracias a esos 2.000cm3. Las recuperaciones son casi milagrosas, con unos datos al alcance de muy pocos vehículos de su categoría. Este bloque de origen 100% BMW es una muy buena base para cualquier preparación.
El consumo reducido es un punto a favor, incluso en condiciones de conducción más deportivas y, por si eso fuera poco, el nuevo sistema de cambio automático con levas en el volante nos hace sentir sensaciones más cercanas a un coche de Rally.
El cambio automático ha mejorado sensiblemente respecto al R56, siendo éste bastante más rápido. Es en conducción deportiva donde necesitamos y apreciamos esos valiosos milisegundos. Los que nos llevan de la desesperación a la diversión.
Sin montar frenos JCW, la frenada es potente. El conjunto muerde con ganas y es suficiente para el 90% de los mortales en un uso normal. Esperamos esos frenos JCW que, con casi toda seguridad, serán los de 6 pistones que monta el MINI GP R56.
El modo SPORT es el “santo grial” de este MINI. Al conectarlo, empieza a sonar Rock and Roll. El pedal a fondo responde desde el primer roce, haciendo desaparecer ese poco lag que acarreaba. El motor ruge como en un coche de carreras, dándote más sensaciones aún que en el modo normal.
Como novedad, este F56 presenta el llamado “Green Mode”. Un modo de conducción que nos permite ahorrar combustible gracias a un mapa motor muy conservador y limitado en prestaciones. Ideal para callejear entre el denso tráfico de la ciudad y al que podremos dar las gracias al final de cada mes, cuando hagamos un balance de gastos.
Llegados a este punto, me ha venido a la mente una frase que dijo una vez uno de mis profesores; “la única parte de una frase realmente útil es la que va después del PERO”.
Efectivamente, el nuevo MINI F56 es un orgasmo sobre ruedas…”PERO”… a pesar de ello, hay 5 detalles, 5 casi pecados capitales, que a nosotros, particularmente, no nos han acabado de convencer y que creemos que nos alejan casi definitivamente de la esencia MINI.
En primer lugar, las salidas de aire de la consola central son angulosas, rectas, completamente fuera de las líneas redondeadas. Nos gusta que el MINI tenga las calidades de sus hermanos mayores de BMW, pero no queremos que lo sea en cuanto a aspecto y esas salidas de aire nos han parecido más propias de un Serie 1 que de un MINI. Últimamente hemos podido ver que esa línea va a tener continuidad, gracias a las fotos espía del nuevo Clubman, en las que se aprecia que todas las salidas de ventilación han dejado de ser redondas.
El segundo detalle que nos ha rascado un poquito ha sido el nuevo control del nivel de gasolina. Resumiremos nuestra opinión al respecto diciendo que es una buena idea, pero que se podía haber resuelto mejor en cuanto a materiales y acabados. Todo parece medido al milímetro y esa pieza en concreto nos ha parecido menos cuidada estéticamente hablando. Tiene el mismo defecto que el medidor de los R50 y R53 con navegador; líneas gruesas y poco precisas para indicarte el combustible disponible. Lo más probable es que acabes usando el control digital de autonomía.
El tercer detalle, casi imperdonable, es la posición de la palanca que se acciona para acceder a las plazas traseras. Está unos centímetros más lejos que el de los R56 y, aunque parezca poquito, se vuelve bastante más incómodo de encontrar y de utilizar. Probadlo y nos contáis. Si es un habitáculo mayor con más espacio para las plazas traseras, ese detalle debería tener una manejabilidad mejor.
El cuarto detalle que no nos gusta es la pérdida de los característicos tubos de escape. Sí, los de ahora son muy bonitos, pero cada vez tienen menos que ver con el concepto original, que nos lleva a las piezas hechas a mano, con tubos de diámetro considerable y forma de lata de refresco.
Dicen que no hay quinto malo. Pues debe de ser sólo en los toros, porque el quinto detalle es un PECADO con mayúsculas. Vamos a ver, señores diseñadores de MINI ¿Qué significa eso de que ya no se puede poner el velocímetro en el centro de la consola? ¿Nos hemos vuelto locos? ¿En serio? Lo de poner el control de las ventanillas en las puertas en lugar de la consola central, tiene un pase. Para eso hay gustos y formas de verlo. Pero negar al MINI uno de los mayores factores que lo definen como tal, es una muy mala idea. Si ni siquiera se puede poner opcional ¿Para qué sirve una consola central redonda? ¿A qué sustituye? ¿Todo ese espacio para una radio o para un navegador? Quizá sea algo que los nuevos compradores no perciban, pero para los que somos fans, compradores compulsivos y cambiamos un MINI por otro más nuevo, ha sido como una puñalada en el corazón.
Sin duda, este MINI incorpora adelantos que le hacen ser el más “adulto” entre todos sus antecesores. Acabados que, de una vez por todas, son de muy alta calidad, con motores eficientes y divertidos, capaz de sacarte una sonrisa cuando vas a hacer curvas, cuando vas a trabajar y cuando te toca llenar el depósito.
Si embargo el MINI Cooper S F56 nos pone ante una difícil pregunta. Sí, es mucho mejor coche, pero ¿es mucho mejor MINI? Lo podéis debatir en este hilo de nuestro foro.
Aunque parezca mentira, las fotos las hemos hecho nosotros.